Diácono las 24 Horas: Conciliando Vida Pastoral, Laboral y Familiar
Ser diácono permanente es una vocación a tiempo completo, pero no se trata de una dedicación exclusiva en el sentido tradicional. A diferencia de los sacerdotes, los diáconos permanentes son hombres casados o solteros que, además de su ministerio, suelen tener una vida laboral y familiar activa. Esto presenta un desafío único: ¿cómo conciliar eficazmente estas tres esferas para vivir plenamente el llamado diaconal?
No es una tarea fácil, y la realidad es que no hay una fórmula mágica. Sin embargo, con planificación, comunicación y priorización, es posible integrar armoniosamente la vida pastoral, laboral y familiar. Aquí te ofrecemos algunas claves prácticas:
1. La Esposa y la Familia: Un Pilar Fundamental
Tu esposa no es solo tu compañera de vida; es el pilar de tu vocación diaconal. Su apoyo y comprensión son indispensables.
Comunicación abierta y constante: Hablen regularmente sobre tus responsabilidades diaconales, los compromisos de tiempo y cómo afectan a la familia. Comparte tus alegrías y tus frustraciones.
Involucra a tu familia: Siempre que sea posible, permite que tu esposa y tus hijos participen en algunas actividades pastorales. Esto les ayudará a comprender mejor tu ministerio y a sentirse parte de él.
Establece límites claros: Define horarios y días en los que tu tiempo es exclusivamente para la familia. La misa dominical o un evento parroquial ocasional pueden ser excepciones, pero el tiempo familiar debe ser sagrado.
Tiempo de calidad, no solo cantidad: No se trata de cuántas horas pasas en casa, sino de la calidad de ese tiempo. Dedica momentos exclusivos para conectar con tu esposa e hijos, incluso si son solo 15 minutos de juego o una conversación significativa.
El descanso es vital: Asegúrate de que tú y tu familia tengan tiempo para descansar y recargar energías. La sobrecarga lleva al agotamiento y al resentimiento.
2. La Vida Laboral: Santificando el Trabajo
Tu trabajo secular no es un obstáculo para tu diaconado; es una oportunidad para evangelizar y servir.
Integración, no separación: Ve tu trabajo como parte de tu vocación diaconal. Puedes ser un testigo de Cristo en tu lugar de trabajo a través de tu ética laboral, tu integridad y tu actitud de servicio.
Gestiona tu tiempo de forma efectiva: Aprende a ser productivo en tu trabajo para que no te robes tiempo de tus responsabilidades pastorales o familiares. Establece prioridades y evita distracciones.
Flexibilidad (si es posible): Si tu trabajo lo permite, busca cierta flexibilidad horaria que te permita atender compromisos pastorales sin descuidar tus responsabilidades laborales.
Evita la sobrecarga: No te comprometas con demasiadas tareas en el trabajo si sabes que afectarán negativamente tu tiempo pastoral o familiar. Sé honesto contigo mismo y con tu empleador sobre tus límites.
3. El Ministerio Pastoral: Servicio con Discernimiento
Tu servicio a la Iglesia es el corazón de tu diaconado, pero debe ser un servicio discernido y equilibrado.
Discernimiento constante: No digas "sí" a todo. Habla con tu director espiritual o con el párroco sobre tus compromisos y tus límites. Aprende a decir "no" cuando sea necesario, sin culpa.
Prioriza tus tareas: No todas las tareas pastorales tienen la misma importancia. Enfócate en aquellas que te han sido encomendadas por la Iglesia y que realmente requieren tu ministerio diaconal.
Delega y pide ayuda: No tienes que hacerlo todo tú solo. Si hay tareas que pueden ser realizadas por laicos o por otros ministros, delega. No tengas miedo de pedir ayuda cuando la necesites.
Formación continua: Dedica tiempo a tu formación espiritual, teológica y pastoral. Esto no solo te ayudará a crecer en tu ministerio, sino que también te dará la perspectiva necesaria para manejar el equilibrio.
Tiempo para la oración: La oración personal y comunitaria es el combustible de tu ministerio. Sin una vida de oración sólida, te será muy difícil mantener el equilibrio. Asegúrate de tener tiempo diario para estar a solas con Dios.
Conclusión
Ser un "diácono las 24 horas" no significa estar constantemente activo en las tres esferas al mismo tiempo, sino integrarlas de forma coherente y armoniosa. Es un constante acto de discernimiento, paciencia y amor. Recuerda que no estás solo en este camino. La gracia de Dios, el apoyo de tu familia y la comunión con tus hermanos diáconos son tus mejores aliados.
Redacción: Carlos Alberto Isaza Bonilla

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